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01 de febrero de 2006

¿La familia? Mal, gracias


Publicado en: Alfa y Omega


Para conseguir las mismas ayudas que una familia de tres hijos en Luxemburgo, una familia española tendría que tener 58 hijos

¿La familia? Mal, gracias

Para conseguir las mismas ayudas que una familia de tres hijos en Luxemburgo, una familia española tendría que tener 58 hijos. Así se deduce del informe Evolución de la familia en España 2005 que, el pasado jueves, hizo público el Instituto de Política Familiar (IPF)

Las diferencias empiezan en cuanto se analiza el tratamiento que se le da institucionalmente a la temática familiar. En ocho países europeos, la familia tiene un Ministerio compartido con juventud, tercera edad o discapacidad –entre otros–, mientras que en España, a pesar de existir una Secretaría de Estado compartida con servicios sociales y discapacidad, es en realidad una Subdirección –organismo de cuarto nivel– la que se encarga en exclusiva de la política familiar.

Pero las diferencias más serias son las que se producen en el área de las prestaciones y ayudas sociales a la familia. Ya en las prestaciones sociales, los españoles estamos en desventaja, pues el resto de los países de la Unión Europea dedica un 28% del PIB a estas prestaciones, frente al 20,2% de España, una diferencia que, además, se está incrementando, pues en 1990 sólo había 5,5 puntos de diferencia, frente a los 7,8 de ahora. Pero es en las ayudas concretas a la familia donde el abandono de la familia se pone más en evidencia: España dedica un 0,52% del PIB a ayudas a la familia, frente al 2,24% europeo. En nuestro país, que es el único donde no llega al 1% del PIB, de cada 35 euros de gasto social, sólo uno irá a la familia, mientras que Europa invierte casi cinco.

Las diferencias con algunos países concretos revelan datos todavía más graves. Dinamarca, por ejemplo, invierte ocho veces más porcentaje del PIB en familia. Incluso Italia, penúltima en la lista, dobla a España en gasto público en familia. Y L u x e m b u rgo ofrece 16 veces más ayudas por persona y año.

Por lo tanto, las familias españolas reciben muchísima menos ayuda por hijo, con lo cual, para alcanzar la misma cantidad absoluta de ayuda, tienen que tener muchos más hijos. Aquien se pierda con los datos económicos, le ayudará saber, por ejemplo, que si quiere recibir las mismas ayudas que una familia luxemburguesa con tres hijos, tendrá que tener 58, o 20 para las ayudas de esa misma familia en Austria. Si la familia sólo tuviera dos hijos en Luxemburgo, aquí serían 25, o 13 para esa familia en Alemania.

Es más, estas familias españolas sólo recibirían esas ayudas si sus rentas no excedieran unos límites –que excluyen al 89% de las familias–, mientras que las de esos países recibirían las ayudas independientemente de sus ingresos. Sólo hay otros dos países (Italia y Portugal) que pongan límites de renta, mucho más altos, a las ayudas. Y, aparte de España, sólo Grecia grava fiscalmente las ayudas del Estado a la familia, aunque en algunos países tributan algunas concretas.

 

Faltan niños

Ala vista de todos estos datos, no es de extrañar que la situación demográfica de España también esté en clara desventaja con Europa, por mucho que la de Europa tampoco sea para tirar cohetes, al menos en algunos aspectos. Por ejemplo, cuando es necesario un índice de fecundidad de 2,1 hijos por mujer para garantizar el reemplazo generacional –un hijo por cada padre, más algo extra para las personas sin hijos–, el índice medio europeo en 2004 fue de 1,53 hijos por mujer. Y el de España todavía es más bajo: 1,32. Puede parecer una diferencia muy pequeña, pero significa que, de estar en la media europea, habría 105 niños más por cada mil habitantes.

Una de las razones de que las mujeres tengan menos hijos es que las parejas se casan y tienen hijos más tarde que en Europa. España es el país europeo con la edad media de maternidad más alta –30,84 años, frente a los 29,4 europeos–. La diferencia en cuanto a la edad media de contraer matrimonio es menor. A pesar de todo, hay aspectos en los que España está mejor que Europa. Aquí, sólo uno de cada cuatro niños nace fuera de un matrimonio –en 1980 sólo lo hacía el 4%–, frente a la mitad de Suecia o Dinamarca, al 43% de Francia y al 39,5% del Reino Unido. Y aunque en España ya uno de cada siete hogares es unipersonal, esa cifra todavía dista, por ejemplo, de Alemania, donde esto ocurre en uno de cada tres hogares. Por ello, a pesar de algunos datos positivos, como que el 20% de las parejas separadas se reconcilian, la sensación general es que el único interés de España por imitar a Europa se refiere a los aspectos negativos.

María Martínez López

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